Verónica empezó en el atletismo casi por accidente. Con apenas 13 años, un profesor vio en ella una zancada distinta. Lo que nadie imaginaba es que, dos décadas después, sería una de las figuras clave en el desarrollo del atletismo base en La Palma.
Verónica empezó en el atletismo casi por accidente. Con apenas 13 años, un profesor vio en ella una zancada distinta. Lo que nadie imaginaba es que, dos décadas después, sería una de las figuras clave en el desarrollo del atletismo base en La Palma.

Tras una carrera como velocista que le llevó a competir a nivel nacional, Verónica decidió volver a su isla para formar a nuevas generaciones. "Quería que las niñas de aquí supieran que también podían llegar", dice. Y lo logró.
Desde su modesta escuela municipal han salido campeonas regionales, entrenadoras en formación y, sobre todo, mujeres más seguras de sí mismas.
Su forma de entrenar va más allá de las marcas: enseña a perder, a ganar, a acompañarse. A construir equipo. A entender que el deporte es un lenguaje que educa. Hoy, al frente de un proyecto comunitario, su legado no se mide en medallas, sino en confianza.